martes, 30 de agosto de 2011

Dos leyendas del mar: Los Barco Fantasma y El Holandés Errante

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Los Barcos Fantasma

Las leyendas de barcos fantasmas siempre han estado presentes entre los mitos de los marineros. Adentrarse en el océano o en peligrosos mares siempre ha causado temor al hombre y es que el desconocimiento de un medio hostil en el que su vida depende de factores que no están en su mano era capaz de doblegar la más valerosa actitud cuando uno llevaba semanas o incluso meses a bordo de un barco y sin más vista que el horizonte.

Junto a los mitos sobre monstruos marinos o tormentas que destruían embarcaciones apareciendo de la nada, había un terror que parecía influir con mayor fuerza en la valetía de los marinos, los barcos fantasma. Buques sin otra tripulación que los fantasmas de los marineros que perecieron en el barcomientras navegaban, almas en pena destinadas a surcar los mares eternamente por haber osado enfrentarse con la fuerza de las aguas y subestimar su poder.
El Holandes Errante

La historia del Holandés Errante es una de las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, ya que circula desde hace, por lo menos, 400 años. Su origen es incierto y guarda gran similitud con otros mitos que únicamente contienen algunas variantes lo que hace pensar que pueda ser incluso anterior a Cristo. Incluso antes de que inspirase a Wagner su ópera «Der Fliegende Holländer», la leyenda del Holandés Errante era conocida por innumerables generaciones de marinos de todo el mundo. Lejanos antecedentes demuestran que en 1680 un barco holandés que hacía la travesía a las Indias Orientales, mandado por el capitán Hendrik van der Decken, navegaba desde Amsterdam a la colonia de Batavia, en las Indias Orientales holandesas.

Todo pareció ir bien para Van der Decken y su tripulación mientras navegaron hacia el sur por los soleados mares tropicales, pero cerca del cabo de Buena Esperanza un repentino temporal hizo jirones las velas y destrozó el timón. Conforme pasaron los días y las semanas, el barco era zarandeado a la altura del cabo, incapaz de avanzar frente al viento que soplaba en dirección sudeste. Según la leyenda, Van der fiecken se enfureció cada vez más al ver que ninguna de sus habilidades y conocimientos de navegación le servían para bordear el cabo. No hacía otra cosa que proferir juramentos.
Aprovechando el desesperado ánimo de Van der Decken, el diablo le sugirió en sueños que desafiase el intento del Todopoderoso de impedirle bordear el cabo. Ciego de rabia, el capitán holandés profirió el reto:
Frenético lanzó el espantoso juramento, Gritando potentemente sobre el estruendo de la tempestad:
«Desafío al poder de Dios a detener el curso de mi destino y mi resuelta carrera. Ni el mismo diablo despertará mi temor. Aunque tenga que surcar los mares basta el día del juicio».
No se sabe quién citó por primera vez las palabras del capitán. Pero el castigo llegó rápidamente, cuando el Ángel del Señor ordenó que Van der Decken errase para siempre por los mares «hasta que las trompetas de Dios rasgasen los cielos».
El barco acabaría hundiéndose y la tripulación moriría, pero Van der Decken ha de proseguir su vigilia hasta el día del Juicio Final.

Espejismos o espectaculares ilusiones como la que forma la naturaleza en esta foto podrían explicar muchos de los avistamientos de barcos fantasma.
Van der Decken y su barco no llegaron nunca a Batavia. Desde 1680 son innumerables las gentes que han visto su barco. Se dice que cualquier buque que aviste al barco fantasma tendrá mala suerte.

Distintas Versiones de una misma Leyenda

Esta leyenda tiene multitud de variantes en algunas el nombre del capitán varía, uno de los nombres más extendidos según las distintas versiones es Bernard Fokke. En otras fue el mismo Van der Decken quien habría pactado con el Diablo para poder hacer sus travesías en la mitad de tiempo y es este quien cobrando su parte del trato le condena a vagar eternamente no dejando descansar su alma. En algunas el Holandes Errante es tripulado por marineros esqueletos y en la mayoría de las versiones son únicamente el capitán y el grumete los que se encargan de dirigir el fantasmal buque.

La historia está modificada en multiples ocasiones y hace unos siglos no había puerto en el que no existiera una versión ajustada a los miedos de los marineros locales. Todo el mundo decía conocer de segunda o incluso tercera mano la historia y añadía su pequeño y escalofriante fragmento.
  Versión de marineros alemanes

Según una leyenda, El Holandés Errante se llamaba Bernard Fokke y era un marino que vivió en el siglo XVII, osado e inteligente, que fue capaz de vijar de Batavia a Holanda en noventa días. Se suponía que podía viajar tan rápido gracias a la ayuda del diablo y a los poderes mágicos del propio Fokke. Esta creencia se vio reforzada por el hecho de que Fokke era un hombre de constitución muy fuerte, muy feo y de carácter violento. Cierto día no regresó de uno de sus viajes y la gente dio en decir que el diablo había reclamado lo suyo. Se dijo que Fokke había sido condenado, por sus muchos pecados, a vagar eternamente en su barco desde el cabo de Buena Esperanza hasta el extremo sur de América. Todos los marinos del océano Indico aseguraban haberlo visto a él y a su tripulación, que consistía en tres ancianos de largas barbas. Tan pronto como alguien trataba de hablar con ellos, el barco desaparecía.
Versión de Jal (Scènes de la vie maritime, Vol I)

Había una vez un duro y temerario capitán holandés que no creía en Dios ni en los santos ni en nada. Un día partió hacia el Sur y todo fue bien hasta que llegaron a la latitud del cabo de Buena Esperanza. Allí se levantó una tormenta y el barco corrió un gran peligro. La tripulación y el pasaje aconsejaron al capitán que se acercara a la costa, pero él se rio de los los temores de tripulantes y pasajeros. Comenzó a cantar terribles canciones burlándose y riéndose de la tempestad y blasfemando contra la Providencia. Una celestial figura descendió del cielo para recriminarle su osadía a lo que el capitán respondió con un disparo primero y luego abalanzándose contra el emisario, quien lo maldijo y condenó a vagar sin llegar a puerto jamás. "Se te considerará un diablo del mar. Vagarás sin cesar por todas las latitudes y nunca hallarás reposo ni buen tiempo. La sola visión de tu barco, que seguirá rondando hasta el fin de los tiempos, traerá la desgracia a quien lo vea".

Versión de los marinos franceses (s.XVIII)


El Voltigeur u Holandés Errante [La volant Hollandais] envía borrascas, hunde barcos y hace perder el rumbo. Hay marinos que dicen que se atreve a visitar barcos que pasan cerca y que envía cartas que hacen volverse loco al capitán que las lea. Tiene el poder de elevar barcos y arrojarlos desde lo alto, así como de cambiar de aspecto a voluntad. Su tripulación está tan maldita como su capitán porque está formada por pecadores en grado extremo.

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