lunes, 26 de marzo de 2012

Bonsái Arce Tridente.



¿Sabeis lo que es un bonsái?

Es una palabra japonesa que significa literalmente bon = bandeja + sai = naturaleza y consiste en el arte de cultivar árboles y plantas, reduciendo su tamaño mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc., y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza.

El arte del bonsái se originó en China hace unos dos mil años, como objeto de culto para los monjes taoístas. Para ellos era símbolo de eternidad, el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.

Durante siglos la posesión y el cuidado de los bonsáis estuvo ligado a los nobles y a las personas de la alta sociedad. Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad. Así fue como los monjes disponían los árboles pequeños en vasijas a lo largo de las escaleras de los templos y hasta eran fuente de culto.

En el sur de China, este arte consistía en transmitir todas las características de un árbol desarrollado en la naturaleza a un árbol pequeño cultivado en maceta. Se buscaba reproducir estos árboles según los existentes en las altas montañas por lo cual utilizaban sólo especies que existían en los montes y que ya poseían formas especiales en su intensa lucha contra las adversidades climáticas.

Fue llevado a Japón hace unos 800 años, donde se perfeccionó y evolucionó al arte actual.  Desafortunadamente, muchos de los especímenes más antiguos desaparecieron durante la segunda guerra mundial.

Un bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida. Se mantiene pequeña dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva adecuadamente, sobrevivirá el mismo tiempo que un árbol normal de la misma especie, pero si lo hacemos de forma incorrecta, probablemente morirá. 

El bonsái de la fotografía es un Arce Tridente (Acer buergerianum Miq. = Acer trifidum Hook.):

El género Acer pertenece a la familia de las Aceráceas, que posee entre 150 y 200 especies e innumerables variedades, generalmente cultivares. Su hábitat natural son las zonas templadas del hemisferio Norte, la mayoría en Asia, aunque pueden encontrarse especies en Europa y Norteamérica.

Debido a las grandes diferencias que hay entre las diversas especies (color del tronco, tipos de hojas, etc.) y a que muchas de ellas en realidad son híbridos naturales, su clasificación es un tanto complicada  y a lo largo de la historia de la botánica ha habido muchas confusiones y discusiones que aún hoy en día se mantienen.
Este género es muy utilizado en jardinería por la belleza de sus hojas, sobre todo en otoño, época en la que cambian a colores muy intensos (rojo, naranja, amarillo, etc.) debido a los azúcares que circulan en su savia.
Como bonsai, el género Acer es uno de los árboles más extendido entre los aficionados de todo el mundo debido a su facilidad de adaptación y tendencia a desarrollar una buena base de tronco.

En general, podríamos decir que las especies japonesas y orientales suelen ser árboles menudos y con hojas de formas bellas y que las especies americanas y europeas son de tamaño medio.


El Acer buergerianum es un árbol de rápido crecimiento, caducifolio, con hojas verdes muy pequeñas y en forma palmeada o trilobulada, razón por la que se denomina trífido. Al llegar el otoño, sus hojas cambian del verde al amarillo anaranjado.

 Su corteza es de color pardo gris y con escamas en la edad adulta. Sus flores son verde-amarillentas y muy pequeñas. Sus frutos son alados para facilitar su dispersión a través del viento.
Su origen se encuentra en el Este de China y Japón, en bosques de montaña, donde puede medir hasta 15 metros de altura.
Algunas variedades de Acer buergerianum son:
  • var. formosanum : con las puntas de las hojas menos marcadas.
  • var. ningpoense : con hojas verde-azuladas y lóbulos orientados lateralmente.
  • var. trinerve : con hojas delgadas y lanceoladas.
Situación
Debe cultivarse en el exterior durante todo el año, pero evitando el sol directo, especialmente en verano y al menos durante las horas de máximo calor, ya que sus hojas se queman con facilidad al sol o por el viento seco. El lugar óptimo podría ser una zona fresca de penumbra o semisombra con mucha claridad.
Aunque soporta bien el frío, hay que vigilar las heladas fuertes, por debajo de -10ºC, pero esto no quiere decir que debamos protegerle dentro de un invernadero o dentro de casa, necesita sentir el paso del frío invernal y permitir que la primavera le provoque el despertar de las yemas en reposo. Si lo protegemos del frío y el la temperatura es demasiado suave  o templada puede brotar antes de tiempo, lo que le debilitará.
Una vez encontrado su emplazamiento más adecuado, no conviene moverlo de sitio porque se resiente con los traslados, sobre todo si son frecuentes.

Riego y abono:
Los riegos deben ser cada vez que se seque la superficie de la tierra, haciéndolo a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje, evitando el encharcamiento permanente de la tierra para evitar un exceso de humedad que pudra sus raíces.
No obstante, no soporta la sequía y sus raíces necesitan una humedad regular y permanente por lo hay que evitar que la tierra quede totalmente seca y es muy sensible  al exceso de calor y al aire seco, lo que le provoca rápidamente el marchitamiento de las hojas o que se quemen sus puntas (bordes marrones).
Conviene utilizar una regadera con agujeros lo más finos posible para que el agua penetre mejor en la tierra y lo haga con suavidad.
No hay que pulverizar las hojas ni mantener ambientes excesivamente húmedos de forma artificial porque correremos el riesgo de que aparezcan hongos. En todo caso, si decides pulverizar, hazlo con mucha precaución y siempre que no te hayas olvidado de aplicar los correspondientes tratamientos fungicidas de primavera y otoño. Nunca lo hagas con el árbol en floración ya que sus flores se marchitarán prematuramente.

Abonar con frecuencia con un abono orgánico de calidad, especialmente durante la época de crecimiento vigoroso, es decir, desde la primavera hasta el otoño. Durante el invierno y la época más calurosa del verano debe reducirse la cantidad de abono porque son épocas con escaso o nulo crecimiento.

Podemos ayudar a reducir el tamaño de las hojas, además de con una buena exposición exterior a pleno sol con el suministro de abonos más ricos en fósforo (P) y potasio (K) que en nitrógeno (N) para no fomentar el desarrollo de sus hojas, además así fomentamos la fructificación.
No debemos olvidar que no podemos:
  • abonar un árbol trasplantado, hay que esperar a que brote.
  • regar un árbol cultivado en el exterior después de una helada o cuando haya riesgo de heladas.

Trasplante:
Durante el comienzo de la primavera, cada 1 ó 2 años debido a la gran cantidad de raíces que desarrolla, justo un poco antes de que comience la brotación del año, cuando los brotes están hinchados.
Si creciera de forma muy vigorosa, cosa que sucede en muchas ocasiones con el chaenomeles, tendríamos que plantearnos incluso trasplantarlo 1 vez al año.

Durante el trasplante conviene sanear bien cualquier parte de raíces podridas y podarpodar las ramas no deseadas para reducir su copa. Si la poda de raíces es muy grande, convendría quitar hojas en la misma proporción que las raíces eliminadas. En caso de duda sobre la cantidad de raíces que tienes que podar, un truco seguro para no dañar el árbol es dejar 1/3 más volumen de raíces que de parte aérea (copa), aunque siempre es  preferible preguntar a un experto, a otro aficionado o simplemente no podar ninguna raíz hasta que no estés seguro.
No es obligatorio, pero si utilizamos hormonas de enraizamiento con fungicida facilitaremos el éxito del trasplante al estimular el desarrollo de las raíces. Debes ser lo más rápido posible durante el trasplante y evitar que las raíces se sequen por estar demasiado tiempo en contacto con el aire.

Una buena mezcla de sustrato para un arce podría ser una tierra ligeramente ácida con un 20% de arena de grano grueso o material equivalente (tierra volcánica, etc.), 20% de  turba y 60% de mantillo, o cualquiera de las mezclas preparadas que podemos encontrar en las tiendas especializadas, como por ejemplo, la bidama. En todo caso, tiene que ser una mezcla con un excelente drenaje.
No hay que olvidar que la tierra utilizada debe ser siempre nueva y limpia y nunca reutilizada de otros cultivos para así evitar contaminaciones (hongos, enfermedades, plagas, etc.) que hubieran podido afectar a otros árboles.
Es conveniente proteger el árbol después del trasplante durante un par de meses, situándolo en un lugar muy bien iluminado pero evitando la exposición directa al sol.

Poda:
La época más adecuada para la poda de ramas es después de la caída de las hojas, durante el otoño o el invierno.
Su rápido crecimiento no obligará a pinzarlo 2 ó 3 (o más) veces durante el verano, realizando el pinzado sobre los brotes nuevos, reduciéndolos a 2-3 hojas, y siempre que éstas hayan madurado, nunca antes, con el fin de equilibrar su vigor.
Si lo que deseas es sólo mantener su forma, deberás eliminar inmediatamente, tan pronto como aparezcan, los brotes de ramas nuevas no deseadas. Cualquier chupón (vástago que nace de la base) debe ser eliminado inmediatamente para evitar que le reste vigor.
La forma de emplear la poda como técnica de modelado es dejar crecer las ramas y podar en función de la dirección deseada, como las yemas son opuestas, los brotes serán dobles y, por tanto, debes fijarte en la dirección que te interesa para la nueva rama (izquierda o derecha) y eliminar el brote no deseado. Esta técnica te permitirá un aumento de la ramificación en la dirección elegida.
Si a la vez que cortamos la rama, la defoliamos, dejando sólo el pecíolo (parte que une la hoja con la rama), o sólo la defoliamos sin podar, conseguiremos brotes desde el interior y renovar las ramas. La época más adecuada es tras la brotación de la primavera y con la hoja madura. Es importante pinzar las puntas de las ramas para evitar que broten sólo por el ápice de la rama.
En algunas ocasiones cuando las hojas son muy grandes podemos recurrir al recortado de las mismas hasta el tamaño deseado, aunque lo ideal es el cultivo exterior con una buena exposición luminosa sin sol directo.
El arce suele modelarse en los estilos: Moyogui o recto informalYose-Ue o bosque a partir de un sólo ejemplar, estilos multitronco y todos los estilos de árboles con piedras.
Conviene eliminar las hojas marchitas para evitar la aparición de hongos y las ramas no deseadas o secas pueden eliminarse en cualquier momento.
Nunca hay que podar drásticamente, si el árbol no está sano y vigoroso.
Además de podar para modelar, hay que podar para conseguir una estructura que permita la llegada de la luz a todas las ramas y las todas hojas puedan realizar la fotosíntesis.
En general, debemos quitar:
  • todos los brotes de la base del tronco,
  • las ramas que se cruzan,
  • las ramas opuestas,
  • las ramas que crecen muy verticales o que lo hacen hacia el interior del tronco.
Hay que tener cuidado de no podar drásticamente las raíces durante el trasplante, podando sólo las raíces más gruesas y dejando las más finas. También haque aprovechar a podar las ramas no deseadas.

Entre la poda de ramas y el trasplante (o viceversa) debería existir un intervalo mínimo de tiempo para no acumular demasiadas operaciones agresivas a la vez, por ejemplo, 3 semanas.
Por último, recordar que la poda, el pinzado o la defoliación sólo se deben realizar si el árbol está sano.

Alambrado:
El alambrado debe realizarse preferiblemente durante el invierno y el comienzo de la primavera, aprovechando que no tiene hojas. No obstante, se puede modelar mediante una planificación de podas en años sucesivos.
Es conveniente alambrar con el alambre recubierto de papel para no dañar la corteza de las ramas y el tronco, ya que ésta se daña muy fácilmente. También debes coger con cuidado las ramas debido a su fragilidad y hay que vigilar las marcas del alambre en la corteza debido a la rapidez con la que engordan y crecen, generalmente el alambre deberá retirarse durante el otoño del mismo año en el que se alambró o en el momento en que vaya a comenzar la aparición de marcas en la corteza.
En cualquier caso, un árbol con aspecto de "madeja de alambre", por el exceso de éste, pierde todo el aspecto de vivo y no es un mejor ejemplar como bonsai. Por favor, alambra lo justo y sólo cuando otras técnicas de modelado no puedan utilizarse o no hayan conseguido los efectos deseados.


Enfermedades y parásitos más comunes:

El arce es una especie bastante dura, incluso a los cambios de condiciones meteorológicas y a la contaminación atmosférica, pero es especialmente sensible a:
  • Ácaro de las agallas de las hojas de arce: ácaro microscópico que aparece al comienzo del verano y que chupa savia, produciendo unos granos abultados en el haz de las hojas de un color amarillo o rojo. A veces, en vez de un abultamiento se desarrolla un recubrimiento velloso. No hay ningún tratamiento efectivo contra esta plaga, aunque no tiene ningún efecto perjudicial para el árbol. Lo único que podemos hacer el eliminar las hojas afectadas.
  • Hongos: especialmente en las raíces, lo que le produce la obstrucción de los conductos que transportan la savia bruta, provocando la muerte del árbol, siendo imposible de combatir. También se pueden producir manchas de color negro en las hojas provocadas por un hongo que hará caer sus hojas, siendo necesaria la recogida inmediata de las hojas afectadas para evitar que se extienda la enfermedad. En otras ocasiones, los hongos provocan la muerte de las ramas y sus síntomas son ramas que parecen normales pero con yemas que no brotan, y lo único que se puede hacer es podar hasta la madera vieja y esperar a que vuelva a brotar. Los problemas con los hongos se solucionan fácilmente regando adecuadamente, es decir, dejando secar la superficie de la tierra entre riego y riego, no pulverizando las hojas y efectuando los adecuados tratamientos preventivos fungicidas de primavera y otoño. (¿Cómo combatir a los hongos?)
  • Marchitamiento, amarillamiento y caída de hojas: debido a un exceso (amarillamiento) o defecto de riego (caída) (¿Cómo regar adecuadamente?)
  • Pulgón: como la cochinilla, es un insecto chupador de savia generalmente de color marrón o negro, de unos 3 mm de longitud y agrupado sobre los brotes tiernos y en colonias muy densas protegidas por hormigas que recogen el rocío meloso que secretan éstos. (¿Cómo combatir al pulgón?)
En cualquier caso, debemos recordar que si necesitamos emplear algún tratamiento fitosanitario, éste debe ser específico contra la plaga o enfermedad y constante en el tiempo hasta eliminarla completamente.
Recordad, que el cultivo adecuado de nuestro árbol nos evitará tener que usar productos químicos que provocan:
  • riesgos para nuestra salud,
  • un gasto innecesario y
  • la contaminación del medioambiente.


    Reproducción:

    En general es muy fácil reproducir arces, especialmente en el caso de las semillas y los acodos.
    Si utilizamos hormonas de enraizamiento sobre los esquejes, obtendremos mejores resultados.

       
    Curiosidades:
    El género Acer debe su nombre al latín "acer", que as su vez está relacionado con el griego "ákastos", que as su vez proviene del indogermánico "ac" = punta, afilado; ya que su madera se empleaba para fabricar lanzas puntiagudas.
    La madera de los arces ha sido utilizada por su dureza y resistencia al paso del tiempo desde la antigüedad para fabricar los objetos más diversos. Virgilio ya cuenta en su novela que el suelo del caballo de Troya fue fabricado con tablas de arce.

    Sus flores sirven de alimento a muchos insectos y abejas de las que incluso se utilizan para la producción de mieles de flores de arce.  Del Acer saccharum se extrae directamente el sirope o azúcar de arce.
    Su cultivo suele ser ornamental para parques y jardines.

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