Las montañas de Wudang, también llamadas Taihe cubren un espacio de unos 400 Kms 2. cuadrados en Danjiangkou, Shiyan, distrito Jun,
al Noroeste de la provincia de Hubei, en la China central. El sentido del nombre Wudang, significa “que pertenecen a Wu”, lo que quiere decir que sus 72 picos principales están bajo la protección del Dios Zhen Wu, patrón del Norte, deidad taoísta cuyo símbolo es una serpiente rodeando a una tortuga. Este dios, llamado también Xuan Wu, estuvo retirado en estas montañas durante 42 años, practicando las técnicas secretas de los taoístas. Estas montañas tienen algo especial, dado que eminentes taoístas han decidido morar en ellas para completar los entrenamientos más rigurosos: Yin Xi, Lu Dongbin, Ge Hong, Chen Tuan o Zhang Sanfeng han caminado por los sinuosos senderos de Wudang en busca del elixir alquímico interior que pudiese purificar su cuerpo, su energía y su espíritu. . Aún hoy, en algunas ermitas y en grutas alejadas de las rutas turísticas, viven en soledad algunos alquimistas meditantes, trabajando de forma intensa en busca de la medicina universal.

En estas montañas también se ha desarrollado, durante unos 800 años, el método de lucha conocido como Wudang Pai(Secta de Wudang), una de las cuatro ramas mayores del Wushu (artes marciales chinas, siendo las otras tres laShaolin, la Emei y la Liangshan). Al estilo Wudang de Kung-Fu se le denomina también Neijia (Familia Interior) por su énfasis en el cultivo de cualidades internas, en oposición a la escuela Shaolin, en la que predominan las más espectaculares proezas físicas.
Durante la dinastía Tang (s. VII) se empezaron a construir edificios taoístas en los montes Wudang , pero fue durante el período Yong Le de la Dinastía Ming (1413) cuando se movilizó a 300.000 trabajadores durante 12 años, otorgando a Wudang su máximo esplendor, erigiéndose siete palacios, dos templos, treinta y seis conventos, etc. Famosos geomantes (dili xiansheng, expertos en Feng Shui) como Wang Min y Chen Yupeng colaboraron activamente con el maestro arquitecto Guo Jin en la construcción correcta de todo el proyecto, siguiendo leyes armónicas y patrones cósmicos, aprovechando las características del terreno y respetando las formas naturales. Actualmente estos edificios están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Al pie de las montañas Wudang, nada más abandonar Danjiangkou, encontramos el Pórtico Xuanyue , de 20 m. de alto. A un Km escaso de éste, en el Templo Yuzhen, se halla la gran estatua de Zhang Sanfeng. Hay que ascender por la sinuosa carretera durante 40 minutos para llegar al pueblecito de Nanyan donde podremos descansar en alguno de sus hoteles (nada de comodidades, todo muy pobre, con una higiene “diferente” y con una vista de la Vía Láctea maravillosa) que servirá de cuartel general al que regresaremos cada tarde, después de los entrenamientos.
En lo más alto de las Columnas del Cielo (a las que accedemos en un alucinante viaje en teleférico biplaza de 20 interminables minutos), se alza el pequeño pero imponente templo, el Jin Dian el Pabellón de Oro, dedicado al Dios del Norte que efectivamente contiene una maciza columna de oro puro: allí, los peregrinos taoístas se amontonan para venerar a Zhen Wu y a sus padres, para obtener talismanes de papel amarillo o simplemente para admirar el sobrecogedor paisaje. En el altar principal, observa atentamente el avatar más sagrado de Zhen Wu: una tortuga con el cuello alzado, y, enrollándose alrededor de su caparazón, una serpiente de ojos penetrantes. En edificios adyacentes, podemos contemplar estatuas de Laozi, de Lu Dongbin, de Zhang Sanfeng, de los ciento cincuenta santos y – curiosamente -, imágenes de deidades budistas como Guan Yin, muy querida por el pueblo.

Al cruzarnos con los sonrientes monjes en las interminables escaleras de piedra, flanqueadas por gigantescas tortugas pétreas, teníamos la sensación de introducirnos en un lugar donde el tiempo no transcurre por sus cauces normales.
Pasear por las montañas, entre aquellas rocas y los viejos caminos que han hollado tantos y tantos buscadores del Camino, es una experiencia única. A veces la paz se ve turbada por los aullidos y el ruido de los monos salvajes que pueblan las laderas de las montañas. La enorme cantidad de plantas medicinales que crecen aquí despierta nuestra curiosidad profesional, y comprendemos por qué muchos médicos famosos, como Li Shizhen, han acudido aWudang en busca de aquél ejemplar esencial para hacer que una fórmula de medicina se convierta en infalible. No en vano se llama a la montaña “reserva de la Medicina Farmacológica China”.
Y a veces, cuando todo está quieto y no corre el aire, se pueden ver hojas moviéndose: se dice entonces que hay un mago inmortal cerca...
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