[...] Una estatua de Buda, con sus manos reposando en el regazo y su sonrisa llena de compasión, nos induce a esforzarnos para desarrollar paz y amor dentro de nosotros. El perfume del incienso nos recuerda la penetrante influencia de la virtud; la lámpara nos recuerda la luz del conocimiento, y las flores que se marchitan rápidamente y mueren, nos recuerdan la impermanencia. Cuando hacemos una reverencia, expresamos nuestra gratitud hacia el Buda, por lo que sus Enseñanzas nos han brindado. Ésta es la naturaleza del culto budista. [...]
http://www.cintamani.com.ar/cintamani/answers/answers.htm
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