En el flamenco encontramos numerosas influencias de culturas muy diversas. Esto no es una sorpresa cuando sabemos que por esta tierra pasaron las más diversas civilizaciones y culturas. Fenicios, griegos, cartaginenses, romanos, judíos, musulmanes, godos y gitanos se han ido durante siglos asentado en esta tierra, y con seguridad estas influencias han sido absorbidas en la música y en el baile de esta tierra.
En escritos griegos encontramos el estilo melismático como característica típica del canto del sur de España, este estilo también lo tiene hoy el Flamenco. De la época romana, encontramos las reseñas de Marcial y Juvenal sobre las Puellae Gaditanae, jóvenes procedentes de Gades, la colonia que fundaron los fenicios en el territorio de la que hoy es Cádiz, ciudad que también tenía una cultura griega bastante asimilada. Estas bailarinas, que formaban compañía con músicos acompañantes, llegaron a ser muy apreciadas en los círculos de la aristocracia y alta burguesía romana, que las contrataban para sus fiestas privadas o para espectáculos públicos. El espectáculo que estas chicas ofrecían, según relatos de la época, se convirtió en el punto álgido de estas fiestas. Curioso es que en los relieves aparecen las Puellae Gaditanae con castañuelas, y con posiciones de pies y de brazos idénticas a las del flamenco actual. Quizás sea sólo una coincidencia o que este modo de bailar fuese común entonces a toda la cuenca del Mediterráneo. En cualquier caso, hoy lo conocemos sólo en el Flamenco.
Otras teorías apuntan que la Seguiriya, la Saeta y el Fandango encuentran su cuna en la liturgia semita. Estos son datos que hoy no podemos comprobar, sin embargo los parecidos son evidentes, como también lo oímos en otros palos, donde los acordes nos recuerdan a los alegres ritmos judíos.
Otra influencia, que por evidente no ha creado mucha polémica, es la que se remonta a la edad media, en la época de la España musulmana: La música Andalusí, resultante de la fusión de la musulmana procedente del norte de África, con la cristiana y judía, ya existentes en la península. Aquí la influencia mora vino de nuevo a enriquecer el estilo. La Granaina con su indiscutible origen moruno, o la Zambra, que es un vocablo que originalmente designaba las antiguas reuniones de músicos andalusíes, son claros exponentes de esta influencia.
La influencia gitana la encontramos tanto en el baile como en la música. Algunos caracteres del baile son muy similares a los de las regiones asiáticas de las que proceden los gitanos. También los ritmos flamencos diferentes a los europeos tienen caracteres que hoy sólo encontramos en la música India.
Y de este modo podríamos seguir aventurándonos a apuntar las variadas influencias u origines. Pero en cualquier caso, lo que es evidente, es que el flamenco durante su larga historia ha sido permeable a las más variadas influencias, y que es tan puro como mestizo.
Evolución del Flamenco a partir de 1765
Haciendo un recorrido somero en lo que fuera la evolución del flamenco tal como lo conocemos hoy día, ya documentado y tratado profesionalmente, podemos comenzar por una época mucho más reciente: Entre 1765 y 1860. En esta época encontramos tres focos de importancia que crearían escuela: Cádiz, Jerez de la Frontera, y el barrio de Triana, en Sevilla. Es a partir de esta época cuando el baile flamenco, empieza a tener un sitio entre los bailes españoles que se desarrollan en las escuelas, representándose frecuentemente en patios, ventas y salones privados cuando se celebraban fiestas.En lo que se refiere a la guitarra, al principio no solía acompañar al cante, que normalmente se realizaba a palo seco, sin más acompañamiento que el toque de palmas. Algunos compositores, como Julián Arcas, comienzan a componer temas con sonidos flamencos que iniciarían una nueva era.
Entre 1860 y 1910 se ingresa en una época más prolífica que se ha llegado a llamar La Edad de Oro del Flamenco. En esta época florecen los cafés cantantes, desarrollando el flamenco todas sus facetas; la instrumental, la de cante y la de baile, hasta fijar definitivamente lo que pudiéramos considerar clasicismo de lo "jondo". El baile adquiere un esplendor sin precedentes, siendo éste el mayor atractivo para el público de estos cafés cantantes y se da un gran impulso a la guitarra, como complemento fundamental e indispensable para el cante y para el baile.
Entre 1910 y 1955, el cante esta marcado por lo que ha llegado a llamarse la etapa de la Opera Flamenca donde mandan los cantes más ligeros como los fandangos y cantes de ida y vuelta (de influencia sudamericana, que trajeron los cantaores que habían sido emigrantes en Latinoamérica). Este camino nuevo que había tomado el flamenco no gusta a todo el mundo y en 1922 un grupo de intelectuales, como Falla y otros artistas de la Generación del 27 crean en Granada un Concurso, con la finalidad de buscar nuevos valores que cultiven el cante jondo auténtico. A partir de 1915, se produce un ciclo de baile teatral de excepcional calidad, llevando el baile español y flamenco por todos los escenarios del mundo.
A partir de 1955 nos encontramos con un Renacimiento del Flamenco, siendo Antonio Mairena su figura principal, con ese rigor interpretativo y su afán investigador y de divulgación de la ortodoxia del cante.
El baile en esta época se desarrolla en los tablaos, que son los herederos de los cafés cantantes anteriores, contando con verdaderas personalidades del baile, que alternan sus actuaciones no sólo en los tablaos, sino en teatros, festivales y otros escenarios.
Los guitarristas, acompañando al cante y al baile adquieren un mayor protagonismo, alcanzando este arte su madurez. El guitarrista es actualmente no sólo acompañamiento, sino solista. Paco de Lucía marca el inicio de una nueva etapa de esplendor sin precedentes, dando a la guitarra una dimensión universal. Junto a él habría que citar a otros que verdaderos virtuosos de este instrumento, como Manuel Cano, Victor Monge Serranito y Manolo Sanlucar.
El Flamenco hoy
El flamenco sigue evolucionando para convertirse en universal.De un lado notamos nuevas tendencias de mestizaje con otros estilos musicales de la mano de algunos artistas. A este punto hay bastante polémica; entre los defensores de la conservación de la ortodoxia flamenca, (como ya en su día lo hiciera Falla, y que sirvió para conservar tan valioso patrimonio), y otros más interesados en su evolución y su permeabilidad.
De otro lado, importantes artistas han llevado el flamenco por los cinco continentes, llegando a una nueva era donde los medios de comunicación son testigos de su gracia, su fuerza y su duende. Por ello no podemos ya más afirmar que el Flamenco es una manifestación artística exclusivamente de Andalucía (como no podemos ya decir que el Jazz es una música exclusivamente de New Orleans), pudiendo hoy asistir en Andalucía a espectáculos del más auténtico purismo y clasicismo flamenco interpretados por una bailaora japonesa o un guitarrista italiano, ante el respeto de un gran público de entendidos, al mismo tiempo que los más grandes artistas andaluces llevan el flamenco a importantes escenarios en todo el mundo.
Naturalmente sigue siendo Andalucía la capital del flamenco, donde más concentrado se encuentra y donde con más frecuencia se puede disfrutar este arte en su más pura manifestación. Y al ser una música íntima por antonomasia, donde mejor se sentirá, será en ese círculo pequeño de amigos, donde sólo se encuentran una guitarra, una voz, y ese cuerpo bailando en una madrugada, y esto es lo que llamamos "una juerga flamenca".
Información obtenida de: http://www.red2000.com/spain/flamenco/1history.html
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