5ª Etapa en la VOR.

Esta etapa agotará a tripulaciones y embarcaciones –la más larga de esta edición con 12,300 millas-, pero al menos las velas de proa estarán guardadas en sus bolsas la mayor parte del tiempo. Los vientos del Norte que aúllan a lo largo del Mar Amarillo en esa época del año llevarán rápidamente a la flota de vuelta a los alisios de componente Nordeste.

Una vez allí, la estrategia a seguir en esta etapa se torna una réplica de la primera etapa – cruzar los Doldrums, alcanzar los alisios de Sudeste, bordear el anticiclón tropical y dirigirse al Sur-, camino de las temidas depresiones atmosféricas del Pacífico Sur.
Pero en comparación con el Atlántico, tres factores aumentarán la dificultad de esta etapa. Primero, hay muchísima más tierra de por medio y la mayoría de la misma entra en territorio de Doldrums. Son un hilo de islas encadenadas que atraviesan el Pacífico (desde Papúa Nueva Guinea hacia el Este) y pueden cobrar un alto precio a cualquiera que se encuentre en el lado equivocado de ellas.
Segundo, una vez la flota esté en el Océano Pacífico Sur se encontrará una larga distancia hasta Cabo de Hornos. Tercero, el Cabo de Hornos no es la meta; aún quedan más de dos mil millas por recorrer, esquivando la Pampa y las tormentas procedentes de los Andes, para pasar el anticiclón del Atlántico Sur. En este punto la flota esperará que los vientos alisios se levanten lo suficientemente al Sur como para lograr una sencilla llegada. O no.


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